Todos nos podemos caer por accidente, pero hay situaciones en las que una caída es culpa de otra persona. Cuando el dueño de un lugar es negligente y no corrige una situación peligrosa, la persona que se lastimó por esa condición peligrosa puede pedirle compensación por sus gastos médicos, salarios perdidos y dolor y sufrimiento.
Las caídas y resbalones
EL dueño de un negocio es responsable de que su establecimiento sea seguro para las personas que acuden a él. Por ello, debe supervisar que no haya ninguna condición peligrosa que le pueda causar daño a un cliente o visitante. Se considera como negligencia el que un dueño no arregle ese peligro, o bien que no sepa de él cuando es evidente. Algunas condiciones peligrosas son:
- Alfombras rotas
- Falta de barandales en las escaleras
- Pisos mojados o encerados sin una barrera o señal que proteja a las personas
- Mala iluminación
- Dejar cables o extensiones sueltas en el suelo
Si usted alguna vez se cae y lastima por cualquiera de esas condiciones, tendrá el derecho de pedir compensación al dueño del lugar. Usted debería hacer esto no más de tres años después de la caída, ya que si espera mucho tiempo, no podrá pedir el pago por sus daños.
La protección de las leyes
Una caída puede terminar en una fractura y altas cuentas médicas, especialmente cuando se trata de una persona de la tercera edad. Pero las víctimas de la negligencia de otros no tienen por qué pagar estos costos con su cartera. Los lesionados tienen el derecho a pedir compensación y luchar por ella en la corte.